En diálogo con Cazador de Noticias, el dirigente del Partido Socialista Auténtico de Mar del Plata – Batán, Pablo Aceto, cuestionó que “miente Paolo Rocca, el principal CEO del Grupo Techint, al culpar a la competencia desleal de Brasil por el cierre de la acería Ternium en San Nicolás, que dejó en la calle a 600 trabajadores cuando, en realidad, está terminando de trasladar la industria siderúrgica a Brasil, donde a través de Ternium y Tenaris, el Grupo Techint ya es el dueño de Usiminas, que es el principal complejo metalúrgico brasileño”.
Acto seguido, recalcó que “claramente el discurso o la excusa de Paolo Rocca se contradicen con la situación de competencia desleal brasileña que aduce, porque en definitiva el Grupo Techint es competidor de sí mismo al dominar la producción de acero del Brasil, vaciando la industria metalúrgica argentina y con ella toda posibilidad de desarrollo de una economía moderna”.
Asimismo, señaló que “como si esto fuera poco, el grupo Techint en el área energética está participando en la reversión del gasoducto que venía originalmente el gas desde Bolivia a la Argentina para que vaya el gas de Vaca Muerta a Bolivia y de ahí a Brasil. O sea que no solamente se lleva la industria, sino también se lleva la energía desde Vaca Muerta hasta Usiminas, donde va tener energía abundante y barata para desarrollar en Brasil la industria metalúrgica, que vació en la Argentina”.
En tal sentido, remarcó que “la inversión Ese trabajo de reversión para llevarle gas a Paolo Rocca a Usiminas sale 740 millones de dólares y la hizo el Estado argentino, a través de 540 millones de dólares prestados por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, y otros 200 millones de dólares que va a poner la empresa Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima)”.
Finalmente, sostuvo que “mientras el gobierno de Brasil vela por sus intereses nacionales, es preocupante que todavía en la Argentina no encontremos un gobierno que defienda los intereses de nuestro país porque esto no empieza con Milei, sino mucho antes. Hay un modelo implantado en los ´90, que no se ha modificado. Más allá de que exista una versión progresista o más conservadora, en definitiva, los intereses del país no son defendidos, y la primera en caer en esa desprotección es la clase trabajadora, que hoy suma 600 despidos más en una economía que se sigue empobreciendo, que no maneja el acero, tampoco la energía ni absolutamente nada porque la corrupción destruye todo”.