En diálogo con Cazador de Noticias, el dirigente del Partido Socialista Auténtico de Mar del Plata – Batán en Unidad Socialista, Pablo Aceto, cuestionó: “El Estado fuera de nuestras vidas significa que hay una relación directa entre el usuario y el privado sin que no medie absolutamente nada. Refutar los argumentos del cierre de algunos organismos, cómo son los casos de Vialidad o del Instituto Nacional del Cáncer, es fácil porque todos entendemos bien de qué se tratan, pero hay otros organismos como el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), que aparece invisible en nuestras vidas, a pesar de que constantemente están presentes en los hechos”.
En tal sentido, ejemplificó que “cuando apretamos el botón de un ascensor y nos lleva al piso seleccionado, la cubierta del auto que no explote, el freno del auto que funcione, distintos elementos que uno adquiere y funcionan como tienen que funcionar, todo eso es trabajo del INTI”.
Asimismo, sostuvo que “la teoría que sostienen las actuales autoridades del Gobierno Nacional es que el mercado se autorregula y sabe qué es lo que hay que hacer, pero la realidad está mostrando que no funciona y, en Mar del Plata, tenemos el mejor ejemplo de lo que es el Estado desaparecido, ausente, que no está controlando y es el ejemplo de la pesca. Desde el año 2000 hasta el 2019, hubo 44 hundimientos porque no había controles del Estado o los controles de Prefectura eran muy laxos. Entre esos hundimientos se destaca, en el 2017, el caso de El Repunte, que se hundió durante la fiebre del langostino , en la que lo único que le interesaba al privado era pescar langostinos y para eso compró un barco usado de los años ´50, hundido, lo reflotaron y le pusieron dos tangones de una tonelada cada uno, que son como dos especies de mástiles que es para el arrastre y la pesca del langostino, pero nadie verificó sí esos tangones podían estar en un barco que fue diseñado para otra cosa, aprovechándose de la necesidad de trabajar de la gente, los mandaron al mar y la consecuencia fue una tragedia evitable como las que le precedieron”.
“Después de 44 hundimientos y 100 muertos - prosiguió - , el mercado no se reguló sólo porque lo único que le importaba era llenar el barco como fuera y al menor costo posible, sin tener en cuenta el riesgo laboral, etc. Y ahora estamos pretendiendo que los frenos de los autos, sus cubiertas, los ascensores y los distintos elementos que adquirimos los regule responsablemente el mercado para que no nos cause ningún daño, cuando gracias a la protesta y a la lucha de los familiares de las víctimas de los hundimientos, el Estado tuvo que hacerse cargo de algunas cosas y se consiguieron, por ejemplo, los elementos de supervivencia que ya son otros, hubo grandes avances, pero ahí intervino la regulación del Estado”.
Recalcó que “la consecuencia de los controles del Estado es que las cosas funcionen, sí no existiera Bromatología en la Municipalidad con qué seguridad nos sentaríamos en un restaurante y sí desaparece el INTI con qué seguridad el ascensor funcionaría como corresponde; las regulaciones están por algo. De hecho, la creación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial fue consecuencia de la tragedia del Colegio Ecos , ocurrida en 2006, donde un camionero borracho chocó el vehículo en el que regresaban un grupo de estudiantes y docentes que habían ido como voluntarios a llevar ayuda a una escuela rural de Chaco”.
“Quienes afirman alegremente ´basta de regulaciones´ es por ignorancia supina, porque esas regulaciones nos dan la seguridad que no la brinda el privado y, en Mar del Plata, lo tenemos más que claro con el tema de los hundimientos de barcos, ni hablar de otras áreas que pueden aparecer imperceptibles, induciéndonos a pensar que, por ejemplo, los reguladores de gas de una garrafa funcionan por sí solas, sin que previamente alguien haya verificado su funcionamiento. Todo eso, aunque imperceptible, es el INTI”, remarcó.
Y concluyó haciendo hincapié en que “la falta de Estado nos llevará al salvajismo. La regla de la valla del escritor y filósofo británico Gilbert Keith Chesterton nos plantea una premisa simple pero fundamental: antes de eliminar una ley o una costumbre, es crucial entender las razones por las cuales fue establecida, para evitar consecuencias negativas no previstas”.
