Por Jorge Núñez
Poeta y periodista. Ex Coordinador del Consejo Municipal de Cultura de Gral. Pueyrredon
Cada vez que Javier Milei enfrenta un micrófono o se sienta en su computadora se desata una andanada de insultos, agresiones, improperios y dislates cargados de odio y violencia manifiesta. No es solo una característica de su comportamiento, es el rasgo principal del gobierno anarco capitalista.
El ascenso meteórico de tal personaje y sus ideas se dio fundamentalmente por la utilización de medios masivos como la televisión y las redes sociales virtuales Twitter/X y Tik Tok, donde la franja etaria juvenil fue permeable a ese dispositivo comunicacional pergeñado desde los centros de poder. Curiosamente, un sustantivo muy utilizado por ellos mismos le cabe al ahora Presidente: cringe, “en español coloquial se usa sobre todo para describir situaciones, actitudes o personas que provocan vergüenza ajena o incomodidad intensa”. Bastará con oírlo decir que “la economía argentina sube como pedo de buzo”, o cuando descalifica a otros con epítetos como “mandriles”, “kukas”, “viejos meados”, “parásitos mentales” y demás groserías propias de alguien inculto o desequilibrado.
En el libro “El loco: la vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina”, de Juan Luis González, se cuenta por ejemplo que para él su ya famoso perro “Conan en verdad no había muerto -”fue su desaparición física”-, sino que había ido a sentarse al lado del “número uno” para protegerlo, y que gracias a eso había comenzado a tener charlas con el mismísimo Dios. “Yo vi tres veces la resurrección de Cristo pero no lo puedo contar. Dirían que estoy loco”, le dijo a un amigo de aquellos años, en un chat que esta persona todavía guarda”.
Varios autores analizan en otra publicación la actualidad de nuestro país desde diversas perspectivas: política, ética, legal, psicológica, filosófica. Con el título “El goce de la crueldad. Argentina en tiempos de Milei”, la compiladora Francis Rosemberg reúne escritos que señalan: “El aspecto fundamental de esta obra radica en considerar si puede nuestro sistema normativo tolerar la implementación de una POLÍTICA DE LA CRUELDAD, en contradicción con los fines tenidos en cuenta en el propio Preámbulo de nuestra Constitución Nacional, en cuanto impone al gobernante trabajar para el desarrollo común, afianzar la paz interior y la justicia como valores en nuestra comunidad”. (César Arias, Abogado); “Es imposible ser cristiano y libertario. El centro del Evangelio es la compasión, es decir, padecer con; lo contrario del Evangelio es pasar de largo y no pararse para levantar al herido tirado en la vera del camino…” (Paco Olveira, Cura en Opción por las y los Pobres).
Para el médico psiquiatra Santiago Levin “No me parece que sea bueno el camino de tratarlo de loco, por dos razones. Primero, porque todos los profesionales de la salud mental venimos trabajando y militando desde siempre contra la estigmatización. Entonces, una persona con un padecimiento mental no deja de tener ninguno de los derechos que tenemos todos los demás, incluso el derecho a ser elegido como presidente o presidenta. Entonces, meternos por ese camino nos coloca frente a una contradicción con nuestro propio discurso. Eso por un lado. Por el otro lado, me parece que estratégicamente, desde lo político, es una mala idea porque lo victimiza y le permite tener un instrumento argumental más a su favor. Y para cerrar muy rápidamente esta idea, yo creo que la crueldad no es el objetivo de este gobierno, sino que es un instrumento”. En entrevista con Página 12 Levin agregó: “El objetivo de este gobierno está bastante claro: disminuir lo más posible el tenor de la democracia y concentrar la riqueza cada vez en menos manos con el hambre creciente del pueblo. La crueldad y la violencia terminan siendo un instrumento estratégico que genera parálisis, una especie de anestesia subjetiva que favorece una menor resistencia en la aplicación de políticas claramente antipopulares. Los que trabajamos en Salud Mental vemos los efectos de ese tipo de políticas, pero creo que tampoco nos tenemos que enamorar del término "crueldad", como si con eso se explicara todo. Es un rasgo más, es un rasgo abyecto, incómodo, violento, doloroso, pero no es ese el propósito principal de este gobierno”.
Consultando a otros psicólogos y psiquiatras de Mar del Plata, coincidieron en describir a Javier Milei como parafrénico (parafrenia: psicosis crónica , es decir, una ruptura con la realidad que lleva a creer formas de entender las cosas muy estrambóticas y poco razonables. Además, lo que caracteriza a la parafrenia no son las alucinaciones sino los delirios… Al tratarse de un problema de salud mental, la parafrenia causa sufrimiento a la persona que la padece y/o a la gente de su entorno, pero al ser de carácter crónico no tiene una cura inmediata).
El Presidente cringe, que da vergüenza ajena y goza de la crueldad, preocupa por su salud mental, pero también por las consecuencias de sus políticas para millones de seres humanos que habitamos este suelo.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.
